"Camisas azules, manos negras"
El saqueo de Pemex desde Los Pinos
Ana Lilia Pérez
Prólogo de Miguel Ángel Granados Chapa
Ed. Grijalbo
Ed. Grijalbo
Ciudad de México.- La periodista de la revista Contralínea, Ana Lilia Pérez presentó en días pasado su más reciente libro titulado, “Camisas azules manos negras” publicado por Editorial Grijalbo, en este se presentan los manejos que en la paraestatal Petróleos Mexicanos, han hecho los funcionarios panistas desde el sexenio de Vicente Fox, pero en que se hace especial mención de funcionarios ligados directamente a Felipe Calderón.
El libro menciona a personajes como César Nava, Juan Camilo Mouriño, Jesús Reyes Heroles y otros funcionarios calderonistas, que mantuvieron una guerra interna por el control de Pemex para buscar beneficios para ellos, familiares y amigos.
En entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, Ana Lilia Pérez manifestó su desconfianza en que a pesar de las evidencias presentadas en la publicación no cree que deriven en acciones legales contra los implicado debido al sistema político de nuestro país. Con el prólogo del Periodista Miguel Ángel Granados Chapa, la publicación será presentada sábado 27 de febrero en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en el auditorio Fernando Quintana.
A continuación un extracto del libro “Camisas azules manos negras” que ha sido publicado por la propia autora en varios sitios de internet.
Ana Lilia Pérez
Enero de 2007. Parecía como si sobre su espalda cargase una pesada lápida. Dirigir la empresa más importante del país sin duda potenciaría el estrés de cualquier ejecutivo, aunque no era la responsabilidad lo que le angustiaba, sino los golpes bajos que en cada oportunidad le daba Juan Camilo Mouriño, jefe de la oficina de la Presidencia de la República y contratista de Pemex. Su carácter introvertido e inseguro se convirtió en el talón de Aquiles del recién nombrado director de la petrolera, Jesús Federico Reyes Heroles González Garza. Un pequeño pez en un océano de tiburones.
Entre los dos nació una profunda rivalidad al representar intereses opuestos: Juan Camilo Mouriño Terrazo, a las trasnacionales europeas y al consorcio que formó con su familia, que luchaba a toda costa por tener una gran tajada de la paraestatal. Jesús Reyes Heroles González Garza, cabildero de las texanas. La pugna era entre los dos grandes grupos económicos que, a partir de que Felipe Calderón prometió que en su gobierno sí habría reforma energética, se disputaban el tesoro petrolero mexicano.
Una de las mayores diferencias entre Mouriño y Reyes Heroles se dio por la Dirección Corporativa de Administración, que desde 2005 ocupaba Rosendo Villarreal y donde, infructuosamente, Mouriño intentó colocar a Yolanda Valladares, y Reyes Heroles a Roberto Ortega Lomelín, su coordinador ejecutivo en la Dirección General.
De extracción priista como Reyes Heroles, Ortega Lomelín fue su mano derecha mientras dirigió Pemex. Como anecdotario, Lomelín fue uno de los dos sobrevivientes (el otro, Heriberto Galindo) del atentado en el que fue asesinado el secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, cuñado del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, la mañana del miércoles 28 de septiembre de 1994.
Estructuralmente, Villarreal era jefe de Yolanda Valladares, gerente de Desarrollo Social, aunque la funcionaria respondía sólo a las indicaciones de Mouriño, quien daba la ordenanza de a quién dar o no los donativos y donaciones de Pemex. Durante 2007 esta situación fue otro de los motivos de disputa entre Juan Camilo y el director de la petrolera, que los llevó a francas discusiones que terminaban siempre con la amenaza de Mouriño de que pediría a Calderón su destitución.
Para aprender a contener a Juan Camilo y cumplir también con la instrucción presidencial de preparar Pemex para la reforma energética, Reyes Heroles se reunió en varias ocasiones con Luis Ramírez Corzo, radicado en Estados Unidos, donde ahora trabaja como asesor de compañías petroleras.
Su último encuentro fue en agosto de 2007. Un privado del Champs Élysées, restaurante francés ubicado en el número 316 de la avenida Paseo de la Reforma, fue confesionario de los pesares provocados por el voraz Mouriño. (…) Hacia la una de la madrugada, Reyes Heroles bebía las últimas gotas de la sexta botella. Ni una pinta de aquel tinto de Burdeos humedeció los labios de Ramírez Corzo, quien optó por tomar agua mineral y conservar la sobriedad. Todo ello es relatado por uno de los asistentes a este encuentro, un alto funcionario en la gestión de Ramírez.
Luis lo vio tan agobiado que le recomendó comentarlo con el presidente. ¡Beberse seis botellas, imagínate, qué forma de gastar el dinero! —comenta el funcionario.
Si hay una característica que hizo popular a Reyes Heroles en Marina Nacional es su afición por el alcohol. Su bebida favorita es la que se produce en Pomerol: el Château Pétrus, considerada por los enólogos la joya de los vinos. Más que un gusto personal, la relevancia es que lo sufragaba con la tarjeta ejecutiva que la petrolera da a sus directivos y que se paga con recursos públicos. En el Champs Élysées cada botella costó 50 mil pesos.
Durante 2007 presentó su renuncia a Calderón en tres ocasiones, las mismas que éste rechazó. Conocedor de las debilidades de los suyos, Calderón se resistía a soltarle las riendas de Pemex a Mouriño, empecinado en escoger un director y administrador, según fuentes de Los Pinos.
Cuando las bravatas de Mouriño subieron de tono, Reyes Heroles optó por comentárselo al presidente —como le recomendó Ramírez Corzo— durante una cena que en su casa organizó para la pareja presidencial. Al término de la velada, de nuevo, Calderón le dio el espaldarazo. Reyes Heroles abonó a la sospecha. Tras despedirse del anfitrión, Margarita Zavala conminó a su esposo a amarrarle las manos a Juan Camilo, como cuatro años atrás le recomendara el secretario Gil Díaz al presidente Fox respecto de sus hijastros Manuel y Jorge Bribiesca.
El libro menciona a personajes como César Nava, Juan Camilo Mouriño, Jesús Reyes Heroles y otros funcionarios calderonistas, que mantuvieron una guerra interna por el control de Pemex para buscar beneficios para ellos, familiares y amigos.
En entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, Ana Lilia Pérez manifestó su desconfianza en que a pesar de las evidencias presentadas en la publicación no cree que deriven en acciones legales contra los implicado debido al sistema político de nuestro país. Con el prólogo del Periodista Miguel Ángel Granados Chapa, la publicación será presentada sábado 27 de febrero en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en el auditorio Fernando Quintana.
A continuación un extracto del libro “Camisas azules manos negras” que ha sido publicado por la propia autora en varios sitios de internet.
Ana Lilia Pérez
Enero de 2007. Parecía como si sobre su espalda cargase una pesada lápida. Dirigir la empresa más importante del país sin duda potenciaría el estrés de cualquier ejecutivo, aunque no era la responsabilidad lo que le angustiaba, sino los golpes bajos que en cada oportunidad le daba Juan Camilo Mouriño, jefe de la oficina de la Presidencia de la República y contratista de Pemex. Su carácter introvertido e inseguro se convirtió en el talón de Aquiles del recién nombrado director de la petrolera, Jesús Federico Reyes Heroles González Garza. Un pequeño pez en un océano de tiburones.
Entre los dos nació una profunda rivalidad al representar intereses opuestos: Juan Camilo Mouriño Terrazo, a las trasnacionales europeas y al consorcio que formó con su familia, que luchaba a toda costa por tener una gran tajada de la paraestatal. Jesús Reyes Heroles González Garza, cabildero de las texanas. La pugna era entre los dos grandes grupos económicos que, a partir de que Felipe Calderón prometió que en su gobierno sí habría reforma energética, se disputaban el tesoro petrolero mexicano.
Una de las mayores diferencias entre Mouriño y Reyes Heroles se dio por la Dirección Corporativa de Administración, que desde 2005 ocupaba Rosendo Villarreal y donde, infructuosamente, Mouriño intentó colocar a Yolanda Valladares, y Reyes Heroles a Roberto Ortega Lomelín, su coordinador ejecutivo en la Dirección General.
De extracción priista como Reyes Heroles, Ortega Lomelín fue su mano derecha mientras dirigió Pemex. Como anecdotario, Lomelín fue uno de los dos sobrevivientes (el otro, Heriberto Galindo) del atentado en el que fue asesinado el secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, cuñado del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, la mañana del miércoles 28 de septiembre de 1994.
Estructuralmente, Villarreal era jefe de Yolanda Valladares, gerente de Desarrollo Social, aunque la funcionaria respondía sólo a las indicaciones de Mouriño, quien daba la ordenanza de a quién dar o no los donativos y donaciones de Pemex. Durante 2007 esta situación fue otro de los motivos de disputa entre Juan Camilo y el director de la petrolera, que los llevó a francas discusiones que terminaban siempre con la amenaza de Mouriño de que pediría a Calderón su destitución.
Para aprender a contener a Juan Camilo y cumplir también con la instrucción presidencial de preparar Pemex para la reforma energética, Reyes Heroles se reunió en varias ocasiones con Luis Ramírez Corzo, radicado en Estados Unidos, donde ahora trabaja como asesor de compañías petroleras.
Su último encuentro fue en agosto de 2007. Un privado del Champs Élysées, restaurante francés ubicado en el número 316 de la avenida Paseo de la Reforma, fue confesionario de los pesares provocados por el voraz Mouriño. (…) Hacia la una de la madrugada, Reyes Heroles bebía las últimas gotas de la sexta botella. Ni una pinta de aquel tinto de Burdeos humedeció los labios de Ramírez Corzo, quien optó por tomar agua mineral y conservar la sobriedad. Todo ello es relatado por uno de los asistentes a este encuentro, un alto funcionario en la gestión de Ramírez.
Luis lo vio tan agobiado que le recomendó comentarlo con el presidente. ¡Beberse seis botellas, imagínate, qué forma de gastar el dinero! —comenta el funcionario.
Si hay una característica que hizo popular a Reyes Heroles en Marina Nacional es su afición por el alcohol. Su bebida favorita es la que se produce en Pomerol: el Château Pétrus, considerada por los enólogos la joya de los vinos. Más que un gusto personal, la relevancia es que lo sufragaba con la tarjeta ejecutiva que la petrolera da a sus directivos y que se paga con recursos públicos. En el Champs Élysées cada botella costó 50 mil pesos.
Durante 2007 presentó su renuncia a Calderón en tres ocasiones, las mismas que éste rechazó. Conocedor de las debilidades de los suyos, Calderón se resistía a soltarle las riendas de Pemex a Mouriño, empecinado en escoger un director y administrador, según fuentes de Los Pinos.
Cuando las bravatas de Mouriño subieron de tono, Reyes Heroles optó por comentárselo al presidente —como le recomendó Ramírez Corzo— durante una cena que en su casa organizó para la pareja presidencial. Al término de la velada, de nuevo, Calderón le dio el espaldarazo. Reyes Heroles abonó a la sospecha. Tras despedirse del anfitrión, Margarita Zavala conminó a su esposo a amarrarle las manos a Juan Camilo, como cuatro años atrás le recomendara el secretario Gil Díaz al presidente Fox respecto de sus hijastros Manuel y Jorge Bribiesca.
fuente-sdp noticias
Hay que tener en cuenta lo valioso del documento y el volor que tiene la participación de esta periodista al publicar denuncias muy fuertes contra quienes actualmente controlan el poder en México siendo que aún no están de salida los implicados sino que se atreve a hacerlo aún faltando más de dos largos años de este saqueo, perdón, quise decir "gobierno".
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